CONFERENCIA
¿PARA QUE SIRVE REALMENTE LA ÉTICA?
Conferencista:
Conferencista:
Adela
Cortina Orts (Valencia, 1947) es una filósofa española, ganadora del Premio
Internacional de Ensayo Jovellanos 2007. Catedrática de Ética de la Universidad
de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR
En esta
conferencia, Adela Cortina plantea la importancia de saber ¿Que es la Ética? y
¿Para qué nos sirve?, para ello afirma en primera instancia que los seres
humanos somos inevitablemente morales, por tanto estructuralmente éticos. Esto,
en razón a que desde que iniciamos nuestras vidas vamos adquiriendo un carácter,
que a lo largo de nuestras vidas, hace que los procesos decisorios que estemos
obligados a adquirir se vayan convirtiendo en una predisposición a volver a
tomar decisiones en la misma dirección. En ese sentido, lo más lógico, apunta
la autora, sería que los seres humanos trabajáramos día a día en generarnos
unas predisposiciones que nos conlleven a la formación de virtudes y no a
vicios, para alcanzar una vida de felicidad.
Bajo esta
premisa, Cortina indica que lo más inteligente que podemos hacer es forjarnos
un buen carácter que nos lleve más cerca de la felicidad que de la desdicha, ya
que necesariamente vamos a adquirir una estructura ética.
A este
respecto, el primer apunte que tendría por hacer es, que si estamos
estructuralmente predispuestos a generar unas normas de conducta desde que iniciamos
nuestras vidas a través de nuestro proceder, lo primero en lo que se debería
hacer énfasis es en la importancia de brindar la orientación adecuada desde la
infancia, ya que los niños y niñas desde luego no son plenamente conscientes de
su proceder, sino que son los padres, y en general la sociedad y el entorno
cultural los que van determinando de cierta manera ese modo de actuar y si en
esta etapa inicial no se tiene una orientación que vaya formando ese carácter
que le predisponga de unas pautas de conducta para convertirse en una persona
virtuosa, pues seguramente a ese niño no le auguraran caminos exitosos y en
gran medida esta responsabilidad no será suya. Entonces, desde mi punto de
vista, lo más inteligente que podemos hacer no es forjarnos un buen carácter,
lo más inteligente debería ser reflexionar sobre el carácter que nos han
aportado en gran parte las generaciones anteriores, para ser conscientes de la
forma en la que debemos orientar a los más pequeños, que en últimas son los que
pueden generar los verdaderos cambios en la sociedad.
Por otra
parte, Cortina realiza una interesante diferenciación entre la moral como
estructura y la moral como contenido.
La moral
como estructura: Todos los seres humanos tenemos una estructura moral porque no
respondemos de manera automática ante los estímulos que nos plantea el medio en
que habitamos, sino que nuestro cerebro hiperformalizado hace que se genere una
distancia entre nuestras decisiones y el mundo que nos rodea, lo que hace que
comprendamos el medio y evaluemos las alternativas de solución, ya que como
seres libres podemos elegir justificando nuestra elección. De esta manera, la
autora afirma que se determina una estructura de libertad - justificación -
responsabilidad.
Dicho en
otras palabras, los seres humanos tenemos una moral como estructura porque para
tomar una decisión, realizamos un cálculo racional de beneficios, y decidimos en
pro de lo que nos ofrece un mayor margen de satisfacción, y en este orden de
ideas, claramente somos responsables de esas elecciones. Esto sería lo que nos
diferencia de los animales, que solo responden de manera automática a los estímulos
del entorno.
Así las
cosas, nuestra estructura moral es algo que no podemos evitar, ya que se
encuentra vinculada con nuestra capacidad de racionar.
La moral
como como contenido: La autora plantea que si bien todos tenemos una estructura
moral por naturaleza, hay diferentes morales, por tanto cada ser humano tiene
un contenido moral diferente. Esta estructura moral, está determinada por el
entorno en que se nace y se socializa y en el que se aprende determinada
cultura.
Según la diferenciación
anterior, se entendería que como cada cultura tiene una moral diferente,
entonces ciertas prácticas que se dan en culturas diferentes a la nuestra como
la inferioridad de las mujeres, las torturas por ejemplo, serian problemas
ajenos a nosotros, y de la misma manera, las practicas que se dan en nuestra
cultura, el caso del sistema económico sería un buen ejemplo, no deberían
afectar otras culturas, pero esto no sucede así.
Es
curioso que, siempre existe la sensación de que deberían cambiar esas prácticas
que nos parecen moralmente incorrectas, y de hecho se han suscrito acuerdos
como por ejemplo la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 en los que se
universalizan estas prácticas que vemos incorrectas, pero esto en gran medida está
hecho desde percepciones culturales occidentalistas, que de cierta manera
imponen mediante estos acuerdos prácticas que son ajenas en otras culturas y
por tanto, inaceptables porque sería una intromisión en un sistema cultural que
tiene unas tradiciones, una filosofía, unas religiones y unas prácticas
culturales que son socialmente aceptadas.
Si
cambiamos el foco de atención, y fueran otras culturas las que hubieran sentado
los preceptos para suscribir los acuerdos internacionales y nuestra cultura
fuera la que debiera aceptar estos cambios, seguramente no aceptaríamos una intromisión
de ese nivel.
Esto lo
digo, principalmente, no porque esté de acuerdo en que se torture a una persona
o porque piense que la mujer es inferior al hombre, por el contrario, pienso
que esas prácticas deben desaparecer de cualquier cultura, porque racionalmente
es incorrecto. Pero mi preocupación apunta a que estas declaraciones
universales han sido ampliamente utilizadas como bandera para intervenir en
culturas diferentes, con fines economicistas, y es en ello en lo que no estoy
de acuerdo, ya que a veces lo que es racional para unos pocos puede llegar a
afectar a muchas poblaciones, pero no lo vemos o no lo sentimos porque
sencillamente no son de los nuestros. En este sentido, habría que pensar una
forma de lidiar con el ego humano que nos hace pensar que somos dueños de la razón
absoluta y por ello, siempre el más fuerte termina destruyendo al que piensa
diferente y que es minoría, para ello sería necesario establecer una democracia
deliberativa mundial, en la que los acuerdos internacionales no se establezcan
con base en un voto de mayorías, sino en base a un consenso en el que todos sin
excepciones formulen un acuerdo común que respete las dignidades de cada
cultura. Por supuesto este es un objetivo difícil, porque existen juego de
intereses de por medio que difícilmente permitirían algo así.
Lo
anterior, debiera plantearse entonces en un entorno de reconocimiento del
derecho de todas las personas como tal, aun cuando culturalmente seamos
diferentes. Este reconocimiento de las diferencias de toda clase sería un
verdadero progreso cultural.
Adela
Cortina menciona en este apartado a Amartya Sen, filósofo y economista bengalí
Premio Nobel de Economía en 1998, quien desarrolla el Enfoque de las Capacidades, como alternativas para alcanzar el desarrollo. En palabras de la
autora, Amartya Sen plantea la obligación de las sociedades de empoderar las
capacidades básicas de todos los seres humanos para que puedan desarrollar aquellos
planes de vida que tengan razones para valorar, hay que dar las bases
suficientes para que sean felices como mejor les parezca respetando los planes
de felicidad de los demás.
Desde mi
punto de vista, este sería el enfoque más democrático que se ha planteado desde
la economía, dado que valora ampliamente la libertad cultural y las diferencias
culturales, pero exalta la mejor alternativa de encaminar a todas las culturas
hacia el desarrollo, (desde una perspectiva muy diferente al crecimiento económico)
sin pretender imponer unos estándares culturales diferentes, es decir, potencia
desde sus propias culturas las capacidades que empoderadas los lleven al
desarrollo.
En la
conferencia, la autora plantea 5 propuestas morales que se podrían extender
universalmente, estas son:
1. los
derechos humanos y las capacidades básicas.
2. la
democracia como sistema político menos malo de los regímenes políticos.
3. la economía
tiene por meta ayudar a formar buenas sociedades (crear riqueza, pero al
servicio de la sociedad).
4. la
ciencia y la técnica, estar al servicio de la dignidad humana, estar al
servicio de los hombres y de una mejor naturaleza y del cuidado de los
animales.
Pese a que
los acuerdos generales establecidos ya existentes nos deberían conducir a una
mejor sociedad, entonces ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué las cosas son
tan diferentes desde la teoría ética a la realidad?
La razón
es sencillísima. La autora lo confirma, pero es un hecho muy evidente. Hay un
abismo inmenso entre lo que decimos y lo que hacemos. A pesar de que hay
algunas personas que se esmeran en hacer muy bien las cosas, la mayoría cae en
la falacia de divulgar un discurso y practicar otro.
Frente a
este hecho, la autora trae a colación las posibles explicaciones que han
desarrollado algunos autores. Una de ellas es que los seres humanos somos
inevitablemente egoístas dado que tenemos un gen egoísta, lo que implicaría un
atendencia hacia la búsqueda de nuestro propio bienestar a expensas de otros,
lo cual implicaría que no nos interesan los derechos de los demás ni mucho
menos el desarrollo de las capacidades de los demás, sino que cada cual se
ocupa de sí mismo y de sus propios intereses y no puede hacer otra cosa.
Argumento que al contrastarlo con las declaraciones anteriormente dadas en este
mismo texto tendría cierto sentido, ya que habíamos dicho que los seres humanos
tenemos una estructura moral en la que hacemos un cálculo racional de beneficios
en la toma de decisiones. Lo que Cortina describe como la estructura de
libertad - justificación - responsabilidad.
En
contraste, también se cita a otros autores como W. D. Hamilton (1936-2000) que
han realizado estudios acerca del misterio del Altruismo Biológico que plantea
que algunos animales y los seres humanos son biológicamente altruistas, es
decir que invierten recursos propios en el bienestar de otros. Según Hamilton,
lo que ocurre en la sociedad es que hay altruismo genético, es decir, altruismo
con sus hijos y con sus cercanos, para que garanticen que son sus genes los que
se van a reproducir. Así como los padres cuidan a sus hijos, que de cierta
manera es un egoísmo genético ya que solo trabajamos por los nuestros.
Desde
estos escenarios, la pregunta que cabe formularse desde la ética es ¿tenemos
capacidad de ir mas allá?
Cortina
por otro lado afirma que somos altruistas más allá de lo genético, pues estamos
dispuestos a dar siempre que tengamos expectativas de recibir, lo que desde la
naturaleza se conoce como el mutualismo. Además esta reciprocidad, no debe ser
inmediata ni directa, ya que contamos con que al dar alguien nos devuelva en algún
momento. Es entonces cuando se forman las estructuras de cooperación, ya que
los seres humanos cooperamos entre si esperando la reciprocidad en esa cooperación
o el otro momento que se requiera, ya que es bien sabido que la cooperación es
una de las principales características de la sobrevivencia de las
especies.
Desde mi
perspectiva, este altruismo no estaría más allá de lo genético o de lo
individual, dado que a pesar de estar cooperando con personas más allá de
nosotros mismos y de nuestra línea genética, estamos operando bajo una lógica
racional de costo - beneficio así este no se vaya a obtener en la
inmediatez.
Diría yo
que de ahí mismo se explica lo que Adela Cortina menciona como la emotividad
por nuestros cercanos, es decir, el hecho de que aquellas cosas que más nos
impresionan o nos causan ciertas emociones nos impacten más cuando ocurren a
personas cercanas o cuando somos testigos presenciales de los sucesos, ya que
siempre vamos a tener esa predisposición a la protección primero por sí mismos
y nuestros familiares por la proximidad genética, y luego por los cercanos, ya
que siempre podemos esperar algo a cambio por una ayuda o servicio que les
brindemos.
Ahora, la
ética debe platearse si la preocupación debe ser solo por los cercanos, o si
podemos hacer algo más. Una pregunta así, una reflexión así, pienso que puede
contribuir a la búsqueda de una mejor sociedad en todos los niveles, ya que implicaría
un cambio en las estructuras morales de cada persona, para posteriormente
retribuirle todos esos valores que se necesitan en la pretensión de establecer
una mejor sociedad mundial.
De acuerdo
con la autora, no nos podemos quedar únicamente con el sentido de la cooperación,
porque en esa lógica, aquellos con los que se piensa que no tienen nada que
ofrecernos son excluidos. Así, la sociedad tiene un gran mal que Cortina acuña
como "aporofobia" en realidad a lo que le tenemos repulsión es a los
pobres.
Una parte
que me llamo poderosamente la atención y la parte con la que me vi mejor
identificada fue el llamado que se hace a reconocernos como personas iguales.
Cortina nos invita a dejar de lado este sentido de cooperación
(individualismo), para reconocer que existe un vínculo desde el origen y es que
todos nos reconocemos como personas, así que cuando rechazo a otros estoy
rompiendo ese vínculo que es anterior a todos los contratos, cuando ignoramos a
los demás estamos rompiendo el vínculo de reconocernos como personas con igual
dignidad.
Para
finalizar, quisiera cerrar con algunas palabras de la autora que dejan una reflexión
sobre lo que considero el verdadero quehacer de la ética.
"Eso
sí que exige que las capacidades de todos los seres humanos sean empoderadas,
exige que no quede nadie excluido porque todos somos personas y nos reconocemos
mutuamente como personas y cuando alguien queda fuera todos estamos
perdiendo"
BIBLIOGRAFÍA
Cortina,
Adela (2014) ¿Para qué sirve realmente la ética? Parte I. Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=F3LXHC6CMyc
Cortina,
Adela (2014) ¿Para qué sirve realmente la ética? Parte II. Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=7fWUfboRguo
Cortina, Adela (2014) ¿Para qué sirve realmente la ética? Parte III. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=YWH7qNq9Fvs
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